En nuestro intento por entender lo correcto, nos cruzamos en el camino con tradiciones, intereses, religiones, casos únicos personales... cantidad de circunstancias que todo lo embarran y difuminan cual bruma que nos impide ver el horizonte, que nos desvía y nos hace tropezar. Pero como quiera, tenemos que aprender a caminar con esa bruma, porque no va a desaparecer, solo tal vez, podamos ayudarnos de nuestros otros sentidos para conseguir vislumbrar parte del camino al conocimiento, por ello a la verdad, y por ello a la felicidad y por ello a lo correcto (de veras todo tiene que ver).
Lo único que no es válido es quedarse parado argumentando que no se ve el camino. O correr cerrando los ojos, a ninguna parte y sin ninguna dirección.
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